Agricultura

Desde la época nazarí la población de la vega de Granada se ha dedicado a la agricultura debido a la rica y fértil tierra, siendo el recurso alimentario principal de toda la comarca. Hoy, la agricultura está más limitada que nunca, debido, principalmente, al abandono de los campos de cultivo, el crecimiento urbanístico de los municipios y la feroz competencia del mercado exterior.

La historia de la Vega está eminentemente vinculada con la agricultura de regadío y, en menor medida, la de secano. En la primera se llegó a cultivar remolacha, patatas, tabaco, maíz y toda clase de hortalizas.

LA REMOLACHA

En 1874 Juan López-Rubio Pérez, farmacéutico instalado en Granada, lleva a cabo los primeros ensayos en el cultivo de la remolacha azucarera en su Cortijo de la Viña, ubicado en el término municipal de Cúllar Vega. Estos ensayos, que se enmarcan en los campos agrícola, genético, biológico, químico e industrial, sientan las bases para una rápida consolidación del cultivo en toda la vega y en las provincias andaluzas con tradición en la fabricación del azúcar a través de la caña.

López-Rubio mantiene, durante el tiempo de los ensayos iniciales, relaciones muy estrechas con técnicos franceses que trabajaban en las fábricas de azúcar de caña de la costa malagueña y granadina y visita reiteradamente diversas fábricas de azúcar de remolacha en Francia y Alemania, países que contaban con los mayores adelantos técnicos en esta materia y en los que el cultivo de la remolacha y la fabricación de azúcar a partir de ella estaban.

La expansión del cultivo de la remolacha en Granada desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, supuso una transformación agrícola e industrial en la capital y en toda la provincia, que derivó en una auténtica revolución mercantil, urbanística y socioeconómica.

El éxito del nuevo cultivo fue tal que, entre los años 1882 y 1909 se levantaron quince fábricas en la Vega de Granada, Baza y Guadix, que llegaron a producir en algunos momentos más del 90% del azúcar nacional.

La implantación de la remolacha y todas las innovaciones que requirió, acabaron teniendo un efecto dinamizador en cadena. En primer término, procuraron la activación de una agricultura en total decadencia, basada en los cultivos del lino y el cáñamo. Por otra parte y como señalan algunos autores, la necesidad de comercializar el azúcar, constituyó el impulso definitivo del proceso de industrialización de la provincia. En torno a las fábricas comenzaron a aparecer nuevas y numerosas empresas dedicadas a asistirlas y proveerlas de todo tipo de servicios: fábricas de tejidos, sacos principalmente, abonos, fundiciones, electricidad, etc. Pero de todos los sectores, fue el del transporte el que mayor desarrollo experimentó. Constituía indudablemente un sector fundamental, ya que la materia prima era de gran volumen y se necesitaba en grandes cantidades para la producción del azúcar, por tanto era precisa la cercanía del transporte a los campos productores. De esta forma, la nueva industria estimuló la articulación de toda una red de infraestructuras de transporte que conectaron la capital con la provincia y con el exterior.

El ferrocarril, y el tranvía en menor medida, tuvieron uno de sus momentos de mayor implantación y desarrollo. De todas las líneas férreas trazadas, destacó la de Bobadilla-Granada, el conocido como “Ferrocarril del Azúcar”, en torno a la cual se ubicación las principales fábricas. Por su parte en 1903, se constituyó la compañía Tranvías Eléctricos de Granada, con el objetivo de acercar a la mencionada línea de ferrocarril, la producción de las industrias azucareras que se levantaron fuera del eje principal.

Las campañas de 1930 y 1931 señalan el momento álgido del cultivo de la remolacha en la Vega de Granada; a partir de aquí se iniciará una crisis permanente sin ánimo de recuperación. Dificultades de todo tipo provocan una reducción del cultivo y de la producción de azúcar, que se ve más agravada aún al unirse a los anteriores los efectos que provoca el desencadenamiento de la Guerra Civil que termina consolidando la crisis. Tres causas se plantean para explicar la decadencia: el descenso de los rendimientos medios derivados de la falta de abonos y el agotamiento de los suelos; el precio oficial poco remunerador frente a otros cultivos como el trigo, la patata y el tabaco de venta más fácil y de mayor cotización y, también se arguyen, las peores condiciones climáticas frente a otras zonas remolacheras del norte de España, más húmedas y secas.

Azucarera San Isidro (Granada)

Azucarera de San Isidro, a principios del S.XX.

Azucarera de Atarfe

Recogida y transporte de remolacha

EL TABACO

Enviadas por Hernán Cortés, las primeras semillas de tabaco entran en España procedentes de América a principios del siglo XVI. Hablar de tabaco es hablar de la historia de Granada, y concretamente de la historia de nuestra Vega, hace añorar a los mayores paisajes de altas y verdes plantas, sólo rotas por los secaderos, testigos mudos, fieles exponentes del esplendor que llegó a alcanzar el cultivo.

El tabaco supuso una innovación en los usos agrícolas tradicionales y llegó a convertir a la provincia en la principal productora de todo el país durante un cuarto de siglo, por lo que hablar del tabaco supone hablar de una de las etapas más florecientes de la Historia Económica Contemporánea de Granada. Todo lo relacionado con el tabaco se encontraba en situación de monopolio por parte del Estado, el estanco garantizaba una fuente constante de ingresos, por lo que optó por gravar la importación y no autorizar el cultivo de la planta.

Voces del agrarismo de todo el país, y sobre todo granadino, se oyeron durante todo el siglo XIX reclamando el cultivo libre del tabaco. En esta acción reivindicativa se vieron implicadas tanto las principales instituciones de la época ( Cámara de Comercio, Liga de Contribuyentes, Liga Agraria, Sociedad Económica de Amigos del País...) así como numerosas personalidades granadinas ( Marqués de Dílar, Conde de las Infantas...) y medios de comunicación como “El defensor de Granada”.

El tabaco, a partir de 1880, y como consecuencia de la profunda crisis económica que padecía la provincia simbolizaba la esperanza de progreso para la provincia; políticos, empresarios, intelectuales participaron de esta voluntad de transformación agraria con miras a desarrollar una economía más variada y productiva que generara riqueza y empleo. Efectivamente, esto se lograría a partir de los años 20 del siguiente siglo. La crisis del cultivo de la remolacha ( se refiere a la industria azucarera que nace en la Vega en contraposición a la generada en la costa a partir de la caña de azúcar) a partir de finales del siglo XIX y primeros del XX, acentuó las esperanzas depositadas en el nuevo cultivo, fortalecidas por la Ley de 1887 que preveía una posible autorización, que sin embargo, se iba posponiendo gobierno a gobierno.

La situación económica granadina empeora en las dos primeras décadas del XX , las peticiones respecto al tabaco seguían desoyéndose, aumenta así la plantación ilegal de éste a lo largo de toda la provincia. Por fín, y bajo una estricta regulación , a partir de 1917 el Estado autoriza su cultivo.

A partir de 1924 el tabaco empieza a cultivarse oficialmente en Granada, extendiéndose rápidamente por toda la zona de la Vega como la labor más rentable para el agricultor, sustituyendo a otras plantaciones y configurándose en poco tiempo como el sustituto de los que había significado años atrás, primero el cáñamo y después la remolacha y formando con estos dos cultivos la tríada de ciclos económicos que con más fuerza han caracterizado la Historia Económica de la Vega.

Identificado con el tipo de estructura social y de propiedad de la Vega basada, sobre todo, en las pequeñas explotaciones familiares, el tabaco pronto adquiere un componente de arraigo familiar que favorece su extensión por todos los municipios de la comarca. El paisaje empieza a salpicarse de secaderos como identidad entre cultivo y construcción, reflejo de la riqueza del momento y se produce en la Vega un aumento de densidad de población considerable.

Los años 30 y 40 marcan el despegue y consolidación del tabaco en Granada en los municipios de la Vega. Granada se convierte en la primera productora del país con cuotas que alcanzaron hasta el 60% de la producción nacional. Granada se articula en torno al tabaco, éste es rentable incluso con la gran inversión en mano de obra que conlleva su producción. Este privilegio de la Vega granadina se mantiene hasta bien entrada la década de los años 50.

El tabaco, debe ser considerado como algo mucho más trascendental que un simple producto agrario, influyó en la forma de vida de Granada durante muchos años. Aún hoy se puede disfrutar el verdor de sus plantas, si bien su presencia evocan tiempos mejores ya pasados. El cambio de vida, con sus ventajas y desventajas afecta al presente y futuro del tabaco; su presencia ha ido disminuyendo progresivamente en nuestros campos; los secaderos podrían quedar como mera reliquia de un esplendor que dinamizó Granada, que rehabilitó su economía, al igual que en su momento lo hicieron el cáñamo y la remolacha.

Indios americanos fumando hojas de tabaco.

Jornaleros transportándolas a los secaderos

Preparación de las hojas de tabaco para su proceso de secado .

Deshoje del tabaco.

LA AGRICULTURA EN LA ACTUALIDAD

Entre los cultivos más importantes de regadío en los últimos años caben destacar, por orden de importancia, en primer lugar el TABACO. Este cultivo ha sido de gran importancia económica en la comarca y actualmente se enfrenta a un futuro incierto ante la reforma de su Organización Común de Mercado y ante la supresión de las ayudas por dicho cultivo. En segundo lugar destaca el cultivo de las HORTALIZAS, siendo los ajos, cebollas los más significativos, aunque actualmente se puede observar un cierto grado de diversificación productiva, introduciéndose el cultivo del ESPÁRRAGO, debido en gran parte, a la magnífica aptitud agrícola de sus suelos y a la disponibilidad de agua para los regadíos.

En tierras de secano se recoge cereales como el trigo, cebada, avena y anteriormente garbanzos o lentejas. También en otros terrenos había viñas, almendros e higueras. Cabe señalar que en la comarca se producía un vino del terreno llamado de jaramago.

La Vega continúa proporcionando a una numerosa población, el mantenimiento de rentas o la complementariedad económica con otras fuentes de ingresos. En las explotaciones de este ámbito algo más de la mitad de los empresarios tienen dedicación plena a esta actividad, comportando, pues su principal recurso económico. En referencia al tamaño de las explotaciones, existe una notable diferencia entre los datos de le entorno de la vega y los del resto de la provincia de Granada, presentando un alto grado de parcelación: en la comarca se pueden encontrar un 41% de explotaciones comprendidas entre las 0,1 y 1 ha, que unidas al otro 40% de explotaciones menores de 5 ha y mayores de 1ha, dan un porcentaje del 81 % de explotaciones menores de 5 ha.

Este es pues unos de los problemas de la agricultura en la Vega, el minifundismo, que dificulta enormemente la mecanización y por tanto la competitividad de precios de los productos en el mercado.

Recogida de Espárragos

Maíz

Fuentes: